ACADÈMIA MARIANA

24 maig 2014
Categoria/es: Acadèmia Mariana

MES DE MARIA. Flores del mes de Mayo (del día 24 al 31)

 

 

 

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          Día veinticuatro

 I. Tomillo, romaní, menta, desmayo

1. Escógense para nuestros jardines ciertas plantas que sirven para adornarles con su verdura y perfumarles con su fragancia, tales son el tomillo, romaní y la menta. Son plantas odoríferas, aromáticas y medicinales. Entre ellas póngase el color morado de la flor desmayo y si no hay en todas éstas belleza bastante, únanse en el ramillete a su cardinal la viola y, si se quiere, con la reina de las flores la rosa, y tendremos una pieza completa en la gran guirnalda.

II. La penitencia

2. Tomamos aquí la penitencia en toda la latitud de su sentido: el arrepentimiento de una falta, la flagelación y maceración de la carne con azotes y cilicios y con el látigo y el freno de los trabajos mecánicos respectivos a cada una de las artes, la mortificación de los sentidos, todo esto es representado por el tomillo, romaní, mentas y otras yerbas fuertes que, pisadas y comprimidas y plantadas en los senderones del jardín, dan su especial fragancia y son medicina del alma y del cuerpo.

No tienen belleza, les falta la flor, pero póngase no muy lejos el desmayo y otras humildes, y si en sí todas juntas no tienen mérito, unidas a su cardinal y a su reina, la caridad y la templanza, las elevan a una esfera sublime y las constituyen en las coronas en uno de sus adornos.

III. La penitencia en María

3. Esta virtud, en cuanto a ser el arrepentimiento de una falta y la contrición de las culpas, no cupo en María; pero ordenó todo cuanto tuvo de penible, de duro y de amargo a la remisión de nuestros pecados.

IV. El ramillete a María

4. ¿Has pecado? Sin penitencia no te será perdonado. Arrepiéntete de la culpa, y ármate para domar y sujetar la carne. Arregla tus ejercicios de mortificación y de penitencia según los consejos de tu confesor.

¿Has pecado? Ofrece a Dios una penitencia tal cual su justicia te la exija.

¿Has pecado? Prepara tu corazón y preséntale a la Madre de las misericordias dispuesto y resuelto a emprender la penitencia más dura que haya hecho antes de ti cualquiera otro penitente; dispuesto, digo, porque el pecado la reclama: dispuesto has de estar a hacerla del modo y bajo la forma que te sea impuesta por el tribunal de la Penitencia. Ofrece a María inocente, un corazón arrepentido y le dirás:

Presentación del ramillete

ORACIÓN. Señora: Ahí van estas plantas y yerbas fuertes como señal del arrepentimiento de mis culpas. Recibidlas, presentadlas a vuestro Hijo y alcanzadme el perdón de todas ellas.

inici

          Día veinticinco

 I. La yerba-luisa

1. Esta planta no tiene flor, ni en su ramaje pompa ni vanidad; pero su fragancia es muy fina y de un olor muy agudo y delicado; y además para la salud del cuerpo, tiene virtud especial. Aunque no tenga en sí la belleza de una flor, suple esta falta su principal que es la viola y la rosa.

II. Pobreza

2. Es una virtud la pobreza indispensable para que obre en nosotros la caridad. El amor de Dios vacía y limpia el alma de todo cuanto hay en ella que no sea Dios, y ese vicio, ese desprendimiento interior de toda cosa criada, es una virtud tan necesaria que sin ella la caridad no obra. Si al desprendimiento interior se une el exterior, y la renuncia de todos los bienes y riquezas del mundo, la pobreza toma una mayor perfección.

La pobreza en sí y de por sí, ya sea interior o exterior, se presenta sin flores como la yerbaluisa, y sin la templanza a la que pertenece (modera el apetito de bienes y de riquezas) no formaría ramillete digno de ser presentado sobre el altar; mas la caridad la eleva a una alta dignidad y la toma para embellecerse a sí misma.

III. La pobreza en María

3. María desde su concepción inmaculada tuvo su corazón enteramente vacío de criaturas. Dios y sólo Dios ocupó siempre de lleno todos sus afectos y pensamientos.

Hasta la predicación de su Hijo, vivió muy pobremente y, cuando Jesús salió para la predicación, lo renunció todo y le siguió pobre, viviendo, como su Hijo y los Apóstoles, de laslimosnas de los benefactores, y en esta pobreza exterior siguió el curso de su vida.

IV. Yerba-luisa

4. ¿Tienes el corazón lleno? ¿de qué? Míralo bien, te importa mucho. Si le tienes lleno de cri a t u ra s, si estás rico con ellas, eres pobre y miserable, porque estás vacío de Dios.

El corazón se llena de lo que ama: ¿amas a Dios? ¿a Dios de todo tu corazón? ¿Dios y sólo Dios le llena todo? ¿eres pobre de espíritu? ¡Feliz, feliz si no cabe en él criatura alguna! Si le tienes lleno de amores profanos, vacíale, límpiale y preséntale así pobre en manos de la más rica Reina y al hacer tu ofrenda, dile:

La presentación de la flor

ORACIÓN. Señora: Yo os ofrezco hoy la pobreza; yo me comprometo con este presente a un desprendimiento tal como el amor de Dios lo pide. Ahí va, Señora, mi luisa, unida a la rosa: aceptadla y dad fuerza a mis resoluciones.

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          Día veintiséis

I. La vainilla

1. Esta planta llena todo el jardín de una fragancia muy fuerte; su flor no tiene belleza, pero sirve de adorno en los ramilletes y los perfuma. No puede tenerse en pie, necesita quien la sostenga.

II. La continencia

2. La templanza, como virtud principal, modera, con la abstinencia y sobriedad, con la castidad y virginidad, con la penitencia y demás mortificaciones de la carne, las pasiones más fuertes del hombre: la continencia refrena las de orden inferior y tiene bajo sus órdenes, para conseguir este su objeto, la clemencia, la mansedumbre, la modestia, la humildad y
la eutropelia.

Depende la continencia de la templanza: es la templanza, con orden al freno de pasiones, de inferior orden; por esto la vainilla ni tiene flor que sea hermosa, ni se tiene de por sí sola.

III. La continencia en María

3. Como las pasiones en María no se rebelaron, esta virtud le fue dada con toda la perfección que era menester.

IV. La flor a María

4. Cuando sientes moverse contra ti además de las pasiones que notaremos abajo, la tristeza y la melancolía, el gozo y la alegría excesiva, el temor y el miedo infundado, la osadía y el atrevimiento, el amor y el odio y otras pasiones ¿qué haces? ¿das libre expansión al movimiento? ¿extiendes las alas de la pasión y le das libre vuelo? Si así es ¡ay! las has de poner freno; las has de contener por entre el exceso y el defecto en un justo medio dictado por la recta razón. Promete hacerlo, propón practicarlo, y, al presentar a María tus resoluciones, le dirás:

Presentación de la flor.

ORACIÓN. Señora: Os ofrezco junto a un ramillete de violas la vainilla, emblema de la continencia y del freno que prometo poner a todas mis pasiones. Recibid mi flor y haced que mis carnes sean reprimidas por el temor santo de Dios.

inici

          Día veintisiete

I. Cariños de la reina y otras especies de malva

1. Esta planta es una de las especies en que se divide la malva: su hoja es muy suave y dulce al tacto: su flor es muy pequeña y sin olor, pero tiene el color carmesí de los más encendidos y vivos y nos ofrece las flores en ramillete. Huye los ardores del sol y ama los charcos de agua.

Hay además otras muchas especies de malvas que toman sus nombres en cada país, según sus cualidades, y son también suaves al tacto y al olfato.

La viola romana es una yerba despreciable a la vista, pero al anochecer hace sentir de muy lejos la fuerza de su olor.

II. Clemencia y mansedumbre

2. La clemencia modera, en cuanto es compatible con las leyes de la justicia, los rigores y la severidad de la pena; y la mansedumbre salva contra la ira la paz del corazón. Estas virtudes ablandan y calman, dulcifican y pacifican. La malva es una planta muy blanda y suavísima al tacto, y en sus especies perfuma con su fragancia y embellece con la variedad de sus flores nuestros jardines.

III. Clemencia y mansedumbre en María

3. Clemencia: aplacar a Dios y mitigar la severidad de la pena debida por la culpa, esto fue una de las altas funciones que ejerció María para con el mísero pecador: lo fue durante su vida, y lo será mientras haya sobre la tierra pecado res.

Mansedumbre: María fue dulce y blanda de corazón. Nadie la ha visto jamás airada. IV. La flor a María.

4. Cuando sopla en tu corazón el viento de la ira, de la inquietud y del mal agrado ¿qué haces? ¿te abandonas? ¿prorrumpes en quejas, en palabras malsonantes, injuriosas y mal plazadas? Cuando te sientes poseído del mal humor, agitado por un espíritu maligno, ¿resistes al ímpetu del corazón que amenaza arrebatarte su paz? Examínalo bien, y resuélvete a ser blando, manso y dulce, y, al ofrecer a María esta flor, le dirás:

Presentación de la flor

ORACIÓN. ¡Oh clementísima y dulcísima María! Os presento hoy la mansedumbre; yo guardaré la paz del corazón, y en el día malo resistiré al ímpetu de la ira. Así os lo prometo; recibid esta mi resolución, aceptad mi flor.

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          Día veintiocho

I. La violeta

1. La violeta es una flor que si bien no viene en el mes de mayo, pero se nos anticipa para darnos noticia que se pasaron los hielos, se derritieron las nieves, y que está próximala estación bella de la primavera.

II. La modestia

2. Esta virtud, compañera de la templanza, mantiene en el ánimo su compostura interior y en el cuerpo la exterior contra su tendencia a honores, glorias, dignidades, grandezas, ciencias, ornato exterior del cuerpo, gestos y movimientos en las diversiones lícitas. La violeta esconde su flor entre las hojas: la modestia cubre con sus actos externos lo que siente y tiene de grande, y se presenta a los ojos de los demás como una flor pequeña, pero muy aromática, y es la primera que nos anuncia el buen tiempo y las delicias de que gozará en el paraíso el hombre modesto y ordenado en todos sus ímpetus interiores y gestos exteriores.

III. La modestia en María

3. Ni antes de ser elevada a la altísima dignidad de Madre de Dios y de Reina de los cielos y tierra ni después tuvo María en su ánimo movimiento alguno que la descompusiera, desarreglara ni desordenara. Lo que tenía de Dios, lo ordenaba a Dios, y lo que tenía de propio, lo atribuía a sí misma.

IV. La flor a María

4. Le vas a presentar hoy la modestia, esto es, un todo ordenado y bien compuesto en el alma y en el cuerpo. Entumecerse, hincharse y ensoberbecerse es tomar una figura espiritual monstruosa. Evita esta descompostura y al poner tu flor en manos de María, dile:

Presentación de la flor.

ORACIÓN. Señora: Por la presentación de este mi ramillete yo me comprometo hoy a guardar siempre modestia interior y exterior. Recibid una flor que tanto Vos amasteis: aceptad mis resoluciones y haced que tengan fuerza y eficacia.

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          Día veintinueve

I. Alabaca

1. Entre las plantas odoríficas que son estimadas y esmeradamente cultivadas en los jardines y terraplenes, la alabaca tiene la preferencia. Su flor no tiene estima, pero va adjunta a la viola morada y con ella forma ramillete.

II. La humildad

2. La soberbia entumece y exalta al hombre y le coloca en un lugar que no le corresponde, pretendiendo hacerle pasar por lo contrario de lo que es y ostentando lo que no tiene. Para no perecer envenenado por el hálito pestífero de esta infernal cabeza, necesitamos una virtud que ponga freno a nuestros deseos y apetitos de honor, gloria, dignidad y grandeza mundana, sea material o espiritual, y ésta es la humildad.

La alabaca, si nadie la comprime, pisa ni toca, si el viento no la agita, no perfuma el jardín; pero si las dan contra ella, si va entre pies, si prensan sus hojas, entonces es cuando da su olor y nos muestra la suavidad de sus perfumes: tal es el verdadero humilde.

III. La humildad de María

3. ¡Cuán lejos estaba María de pensar que Gabriel arcángel le anunciase su elección para la alta dignidad de Madre de Dios! Se tenía por la más dichosa entre las mujeres sólo con poder besar los pies de aquella virgen pura que había de ser la Madre del Salvador. Dios vio la humildad de su sierva y la

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